El Gobierno Provisional y los sóviets
La Duma eligió un Gobierno Provisional encabezado por Mijaíl Rodzianko, un ex oficial del zar del Partido Octubrista, monárquico y rico terrateniente. Desde el 15 de marzo, la dirección de dicho gobierno fue tomada por Georgi Lvov, un liberal progresista del Partido Democrático ConstitucionalPor ello, pese a que la revolución había sido encabezada por los obreros y los soldados, el poder estaba en manos de un gobierno provisional dirigido por políticos liberales del Partido Democrático Constitucional (llamado KD o Kadete), el partido de la burguesía liberal. Mas en realidad, era preciso transigir con los sóviets.
Los sóviets estaban dominados por los socialistas, los mencheviques y socialrevolucionarios. Los bolcheviques, a pesar de su nombre, eran una minoría. Por aquel momento, los sóviets, incluido el Sóviet de Petrogrado, demostraron un apoyo moderado al Gobierno provisional y no continuaron reclamando las reformas más radicales, lo que obliga a matizar la noción habitual de "dualidad de poderes". La confluencia entre el Sóviet de Petrogrado y el Gobierno provisional cristalizó en la figura de Aleksandr Kérenski, socialrevolucionario, vicepresidente del Sóviet de Petrogrado y Ministro de Justicia y Guerra.
Casi todos los revolucionarios, especialmente los de la escuela marxista, creían que la revolución proletaria era prematura en un país económicamente atrasado y rural.22 En su opinión, Rusia solo estaba preparada para una revolución burguesa, ya que el proletariado era demasiado débil y muy reducido. La revolución debía limitarse primeramente a las tareas que el análisis marxista asignaba a la revolución burguesa, cumplidas por la Revolución Francesa en 1789: el fin del feudalismo y la reforma agraria. Desde este punto de vista, los sóviets se concebían como "fortalezas proletarias" ubicadas en el corazón de la "revolución burguesa"
Pese a ello, esto no respondió a la urgencia que las masas demandaban para ver colmadas sus aspiraciones. Los partidos revolucionarios corrían el peligro de incurrir en el mismo descrédito popular que el Gobierno provisional.