Inicios del régimen bolchevique
Al tomar el poder en Petrogrado, Lenin y Trotski no tenían ninguna intención de construir el socialismo sólo en Rusia, subdesarrollada y atrasada. Esperaban ser la primera victoria obrera de una serie de revoluciones en los países industrializados de Europa, que permitiría a la revolución sobrevivir. Se basaban, en particular, en Alemania, la primera potencia industrial del continente y hogar del movimiento obrero más fuerte y con la organización más antigua del mundo. Trotski dijo en el 2.º Congreso de los Sóviets que aprobó la revolución: «O bien la Revolución rusa aumentará el torbellino de la lucha en el oeste, o los capitalistas de todos los países asfixiarán nuestra revolución»
La oleada revolucionaria, más tardía de lo previsto, terminó por retroceder, y el poder bolchevique permanecía aislado como en sus primeros días. Los bolcheviques se enfrentaban en solitario a los inmensos problemas de una Rusia en explosión, donde su toma solitaria del poder no disfrutaba de una aprobación unánime.