El levantamiento de Kornílov
El general Lavr Kornílov fue nombrado nuevo comandante en jefe por Kérenski. Aunque el Ejército se descomponía, Kornílov encarnaba la vuelta a la disciplina férrea anterior: en abril, dio órdenes de disparar a los desertores y de mostrar los cadáveres con señales en las carreteras, amenazó con penas severas a los agricultores que osaran tomar los dominios señoriales. Kornílov, renombrado monárquico, era en realidad un republicano indiferente a la restauración del zar, y un hombre del pueblo (hijo de cosacos y no aristócrata), lo que era raro en aquella época entre la casta militar. Ante todo nacionalista, deseaba la continuación de Rusia en la guerra mundial, ya fuera bajo la autoridad del Gobierno provisional o sin él. Mucho más bonapartista o incluso prefascista que monárquico,27 no se convirtió tan rápidamente en la esperanza de las antiguas clases dirigentes, nobleza y alta burguesía, y de todos aquellos que anhelaban un retorno al orden, o simplemente un castigo severo a los bolcheviques derrotistas.A finales de agosto de 1917, Kornílov organizó un levantamiento armado, enviando tres regimientos de caballería por ferrocarril a Petrogrado, con el objetivo de aplastar los sóviets y las organizaciones obreras para devolver a Rusia al contexto bélico. Ante la incapacidad del Gobierno Provisional para defenderse, los bolcheviques organizaron la defensa de la capital. Los obreros cavaron trincheras y los ferroviarios enviaron los trenes a vías muertas, provocando que el contingente se disolviera.
Las consecuencias del intento de golpe fueron importantes: las masas se rearmaron, los bolcheviques pudieron salir de su semiclandestinidad y en julio, los presos políticos, incluido Trotski, fueron puestos en libertad por los marineros de Kronstadt. Para sofocar el golpe, Kérenski solicitó la ayuda de todos los partidos revolucionarios, aceptando la liberación y el rearme de los bolcheviques. Perdió el apoyo de la derecha, que no le perdonaba el haber sofocado el intento de golpe, pero sin obtener al tiempo el de la izquierda, que lo consideraba demasiado indulgente en cuanto a las represalias hacia los cómplices de Kornílov, y mucho menos el apoyo de la extrema izquierda bolchevique, en la que Lenin, desde su escondite, dio la orden de no apoyar a Kérenski y de limitarse a luchar contra Kornílov.
Las consecuencias del intento de golpe fueron importantes: las masas se rearmaron, los bolcheviques pudieron salir de su semiclandestinidad y en julio, los presos políticos, incluido Trotski, fueron puestos en libertad por los marineros de Kronstadt. Para sofocar el golpe, Kérenski solicitó la ayuda de todos los partidos revolucionarios, aceptando la liberación y el rearme de los bolcheviques. Perdió el apoyo de la derecha, que no le perdonaba el haber sofocado el intento de golpe, pero sin obtener al tiempo el de la izquierda, que lo consideraba demasiado indulgente en cuanto a las represalias hacia los cómplices de Kornílov, y mucho menos el apoyo de la extrema izquierda bolchevique, en la que Lenin, desde su escondite, dio la orden de no apoyar a Kérenski y de limitarse a luchar contra Kornílov.